Efecto Mariposa

"El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo".


Desde tiempos antiguos, hombres y mujeres, han sido testigos de las más violentas atrocidades protagonizadas por sus congéneres. Pero no vamos a hacer un alegato de la crueldad que siglo a siglo fue colmando interminables páginas de la historia, sino comenzar a entender que frente a este caos, que por cierto no es aparente, ni mucho menos una sensación, llega a nuestros días y se plasma en infinidad de noticias con las que nos despertamos azorados y más de una vez, no comprendemos cómo es que un ser humano pueda en ocasiones ser autor de las atrocidades mencionadas. Las noticias de jóvenes que en arrebatos solo legibles por expertos en psicología y otras ramas de la misma, son noticia al "matar" en escuelas a sus propios compañeros, o bien que ya sea por diversas razones, políticas, económicas, territorialistas, etc, aparecen en los titulares increíbles masacres en nombre de "justas causas". Tiernos infantes portando armas, jóvenes colmados de vida portando bombas, en fin, situaciones en que la paz pareciera verse destronada de su más pleno goce de ser el fundamento de nuestra existencia en un planeta cada vez más reducido espacialmente en sus recursos naturales como en sus recursos morales. Pero aún así, pese al escenario muchas veces desolador, nos levantamos optimistas bajo la luz de un mundo mejor, sin guerras, sin violencias. Pero la acción por la paz no solo es una idea, ni la idea de si misma se reduce a una sola acción. Entonces, qué hacer, y frente a este hacer, cómo hacerlo, cuándo, con quiénes y para qué... Si frente al avance cada vez más vertiginoso de la tecnología, no nos detenemos a reflexionar en su uso para la paz, corremos el riesgo de perder una de las herramientas más importantes que nos ha brindado la brillante condición de seres pensantes a los seres humanos. Si al simple aleteo de la mariposa logramos inferirle el aire primigenio también una simple cuota de paz, tal vez, logremos que este efecto multiplicador alcance penetrar los límites de lo inalcanzable. Y para ser más precisos, baste como ejemplo, una sencilla anécdota que nos ha ocurrido hace algunos años en la realización de uno de los Encuentros Anuales por la Paz, en el que un niño que estaba con su familia de paso por el evento, proveniente de otras latitudes, llevó en sí el espíritu de fraternidad que pudo vivir en tal jornada y lo comentó con el maestro de su pueblo, y el maestro con su director escolar, y este último con el alcalde y el alcalde con su equipo de trabajo y como resultado de ello, se logró replicar el mismo Encuentro a 1.25o  kilometros de aquél que presenció el niño de paso. Somos optimistas, creemos en la paz, sabemos que la ausencia de guerra no es garantía de su presencia, pues entendemos que tiene que ver fundamentalmente con el espíritu humano, con su corazón y su razón. Podemos y debemos ser promotores de "Ella" en cada espacio donde podamos contribuir a que aletee y lleve consigo vientos de esperanza, de fraternidad, de no violencia y fundamentalmente de amor entre los seres que habitamos la Tierra. Diego L. Quinteros, CPU Presidente Fundador.

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JUSTICIA, TIERRA Y LIBERTAD

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